Las enfermeras, en la primera línea del combate a la pandemia

Sucre / Correo del Sur.- El personal de enfermería de los diferentes hospitales donde se brinda atención a pacientes covid es el que más conoce y también, el que más sufre, la dura realidad cotidiana de la pandemia que a diario sigue dejando luto y dolor en muchas familias chuquisaqueñas.

El lado humano del arduo y sacrificado trabajo del personal médico queda reflejado en las entrevistas que concedieron a Correo del Sur Radio FM 90.1 tres enfermeras encargadas de sus respectivas unidades de terapia intensiva de los hospitales Gastroenterológico; San Pedro Claver y Santa Bárbara.

GASTROENTEROLÓGICO

Esther Leyva, jefa de enfermeras del Hospital Gastroenterológico, tiene 21 años de ejercicio  profesional y lleva 20 años trabajando en ese nosocomio. Forma parte del equipo médico y multidisciplinario que participó en la adecuación de los ambientes para la atención de pacientes afectados por coronavirus. Actualmente, un total de 25 profesionales en enfermería, entre licenciadas y auxiliares, además de cuatro funcionarios de apoyo trabajan directamente en la atención de personas en estado grave.

Recuerda que uno de los episodios más tristes que le tocó vivir es cuando un paciente afectado por obesidad tuvo que ser ingresado en el hospital. “Pesaba más de cien kilos, tuvimos que subirlo a la camilla entre ocho personas. Las complicaciones que (el covid) le ocasionó nos ha calado hondo. Es triste ver esos detalles humanos y sensibles”, relata.

Leyva afirma también que las enfermeras son el “nexo” entre el paciente y sus familiares en esta emergencia, a quienes mantienen al tanto sobre la situación clínica de los enfermos y los requerimientos de medicamentos que se presentan a diario para el tratamiento. Recuerda que en una oportunidad, un paciente recibió el festejo de cumpleaños de sus familiares a través de una videollamada, utilizando un móvil de una de las enfermeras. “La experiencia más gratificante es cuando se da alta a un paciente. Es un detalle importante que nos gratifica como profesionales”, añade.

SAN PEDRO CLAVER

Heydy Morales, de la Unidad de Terapia Intensiva covid del hospital San Pedro Claver, tiene cuatro años de ejercicio profesional y trabaja con pacientes  desde el comienzo de la pandemia en el mismo hospital. Más de doce enfermeras tienen a su cargo la responsabilidad de atención a los afectados por la enfermedad.

Recuerda que una de las experiencias más dolorosas que le tocó presenciar es la atención a una mujer de más de sesenta años que tenía a su esposo internado en el Santa Bárbara, donde falleció. La inquietud de la mujer por conocer el estado de su marido, cuando éste ya había muerto, fue algo doloroso para Morales, quien continuaba dando ánimos a la enferma aun sabiendo que ésta había ya perdido a su ser querido.

“En un turno con el Dr. Enrique Díaz, la madre y el hijo se pusieron graves, ella estaba en emergencias en una camilla. Su hijo de 23 años pasó a la UTI pero no así ella, que lastimosamente llegó a fallecer porque no había espacio y el oxígeno escaseaba”, recuerda Morales al referirse a otro drama familiar.

Morales confiesa que se contagió el covid pero lo pasó “como un resfrío”, a tiempo de destacar el apoyo que recibe de su familia que “siempre me pide que me siga cuidando” sin descuidar las medidas de bioseguridad.

SANTA BÁRBARA

Rocío Segovia es la responsable de la unidad covid del Hospital Santa Bárbara, el centro de atención médica más importante de la ciudad. Tiene 16 años trabajando en ese nosocomio, donde el área covid, tanto terapia  e internaciones, cuenta con los servicios de 41 enfermeras.

Considera que la labor de la enfermera y el personal médico es muy sacrificado. “Nos levantamos temprano, venimos desayunando solamente algo seco. No podemos ir al baño ni sacarnos la máscara para evitar que nos contagien”, apunta. Actualmente el hospital cuenta con nueve camas covid y otras 16 camas de internación. “Necesitamos apoyo psicológico a los pacientes, nosotros ponemos el hombro para que el paciente tenga confianza, se desesperan, se deprimen, se estresan. Nosotros siempre tratamos de levantarles el ánimo con una broma o algo”, relata.

Afirma que los turnos de trabajo “son duros” para todo el personal, que ingresa a las 7 de la mañana y sale a las 2 de la tarde, y otros que entran a trabajar a las 7 de la noche hasta las 7 de la mañana del día siguiente. “Toda la noche estamos con los trajes y no son calientes, a veces nos resfriamos y nos afecta la máscara, nos salen ampollas a la nariz, aguantamos que se empañe la máscara. Es muy sacrificado”, cuenta.

Al igual que sus colegas, admite que lo más gratificante de su trabajo es ver que un paciente se recupere y vuelva  a su vida normal. “Cada día es un día de batalla, un día ganado, cuando vuelves a tu casa, despiertas y ves a tu esposo… a tu familia”.

https://correodelsur.com/local/20210703_el-lado-humano-de-la-pandemia-las-enfermeras-de-primera-linea.html

También te podría gustar...